sábado, 11 de abril de 2009

BOLIVIA: EL COMANDANTE TIENE EL MANDO I (SEGUNDA TEMPORADA). EVO, LA PELOTA Y LAS PELOTAS

por Flavio Dalostto

Cuando era niño, jugábamos a la Pelota en la vereda. Siempre había quien aportaba la Pelota, y sin árbitros y con Postes Invisibles de Arcos Difusos (piedras o paredes), jugábamos. Esa informalidad de la imprecisión de los Límites (la Zanja, el Cordón), producía no pocos disgustos entre los Jugadores. "¡Fué alto!", decía uno. "¡No, entró!", decía otro. "¡Pasó afuera!", se escuchaba. "¡Adentro!", retrucaba aquél. Al rato, de una atmósfera viciada por el Conflicto, el Dueño de la Pelota, si se veía perjudicado por la imposición de los gritos o la andanada de Goles contrarios, paraba el Juego, tomaba la Pelota transpirada y se la llevaba diciendo "¡La Pelota es Mía! ¡Qué tanto!" Y mientras se iba, furioso, nos dejaba en tal Aquietamiento que el Sudor caliente, se volvía Frío, casi congelado en las Espaldas.


Éramos niños. No respetábamos las Reglas y el Dueño de la Pelota se creía Dueño del Partido. En Bolivia, estos Niños Grandes, peligrosos, avaladores de Asesinos en Pando; también se han creído que ser los Dueños del Senado malconseguido de Bolivia, los hacía dueños del País y del Pueblo. Cuando ven que los están Goleando, corren el Arco, exigen que se vuelva a tirar el Penal, pero desde el otro Arco, y así, buscan excusas para no admitir lo que todos ya sabemos y lo que el Mundo sabe: Que perdieron. Pueden escapar con la Pelota, con la Pelota que creyeron que era de ellos, pero no durará mucho su Carrera. La Pelota es del Pueblo, y el Pueblo la quiere de vuelta. Quiere que el Juego siga, que el Partido se juegue hasta el Final, y que gane el Mejor.

Esta actitud de la Oposición Salvaje Boliviana, no hace más que demostrar su verdadera naturaleza. Se desnudan solos ante Bolivia y el Mundo. Escapan, Huyen, aún cuando no hay peligro de Muerte para ellos. Solo Peligro de Cárcel o de Embargos o de no ser elegidos nunca más. Pero saben, que después de éstas Elecciones de Diciembre no serán más. Deberán volver a sus Oficios, a sus Trabajos, arremangarse. Deberán conocer lo que es el Trabajo, porque el Pueblo de Bolivia, les quitará la Pelota para siempre. Por eso corren, por eso acobardean su huída. No saben adonde ir. No se dan cuenta que cuando en la Cancha, una Pelota es pateada muy Lejos, siempre habrá otras que reponer. Creen que robándose la Pelota acaba el Juego, como cuando éramos Niños. No. La Pelota podrá perderse. El Juego sigue. En tanto, su Desprestigio Público crece hasta límites infinitos.

Mientras ellos huyen despavoridos con la Pelota, sin Rumbo y sin Destino, agitados; el Comandante descansa en su Colchoneta, Masca Coca y Juega Ajedrez. Es que él tiene la Pelota. El Comandante tiene el Mando. El Mando y las Pelotas.

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