Por José R. Torrico Gumucio
Por cada noticia que recibo de Honduras, del hermano pueblo Hondureño que esta siendo censurado, masacrado, torturado y asesinado por un grupo fascista y dictador, siento un inmenso dolor. Este grupo golpista está en una decadente actitud suicida, ya saben que nunca triunfarán en su intento golpista, que se han equivocado de momento histórico. Este grupo de criminales golpistas absurdamente creyó que la imposición funcionaría, que podrían lograr consensos con otros gobiernos o algún apoyo ... se equivocaron, se pusieron en una situación irremediable e imperdonable.
En un momento histórico en la que la mayoría de las naciones rechaza el uso de la fuerza y la violencia, en una época en que la democracia finalmente está permitiendo escuchar las voces de las mayorías, en una época donde la humanidad tiene desafíos mucho mas grandes que solamente buscar su propio interés... sino el desafío de poder garantizar su subsistencia como especie que habita el planeta... en un momento histórico humano que nos lleva a replantear todas nuestras formas de organización social... estos señores golpistas han cometido el grave error de ir contra el pueblo y el sentir latinoamericano. Todo lo que le hacen al pueblo hondureño nos lo hacen a los latinoamericanos.
El dictador Micheletti y sus secuaces: los empresarios hondureños involucrados, la cúpula militar hondureña, el congreso, los jueces y el cardenal que deshonró a toda la comunidad católica ... todos ellos deben ser ejemplarmente condenados. El presidente Zelaya debe volver, porque con él vuelve el deseo de toda Latinoamérica que desea el desarrollo sensato, democrático y sin violencia. Este deseo que es parte de una política humanista global donde la voluntad pacíficamente expresada de las mayorías debe prevalecer demostrando que es posible convivir sin agresiones.
El pueblo hondureño resiste, pacíficamente y sin descanso, protestando, exigiendo el retorno de la democracia. Los latinoamericanos que somos conscientes del momento histórico que nos toca vivir estamos con ellos, minuto a minuto, manteniendo la esperanza y el deseo de que se haga justicia.
Sabemos que la dictadura se hunde sola, que las viejas violentas tácticas terminarán por podrirse solas. Los dictadores, desesperados, intentan vanamente encontrar alguna cornisa de donde agarrarse, pero ya están en franca caída al vacío, a la muerte civil a la que ellos mismo se condenaron.
El resto es tomar consciencia que nada detendrá a los pueblos de Latinoamérica en este proceso evolutivo donde los pueblos se saben parte integrante e inteligente de un grupo humano, de una especie que habita el planeta y que debe ser capaz de proteger la vida en todas sus formas.
http://evolucion-bolivia.blogspot.com/
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