lunes, 24 de agosto de 2009

BOLIVIA: PRENSA SIN MORAL



Por Manuel Morales Dávila - Abogado
Tomado de www.cambio.bo

Leer con inteligencia, es decir, aplicando un criterio propio, sin dejarse engañar, es la forma correcta de leer, sobre todo cuando en un país como Bolivia cunde la inmoralidad periodística (y ésta es una forma de desvirtuar la democracia).

En este artículo sólo me referiré a dos ejemplos tomados al azar y que por coincidencia atañen a un mismo diario: La Razón de La Paz. Se podría mencionar muchos otros ejemplos en la prensa oral y escrita de todo el país. Lo que significa que éste es un grave problema nacional.

Menciono primero la “separata” que publicó La Razón, de La Paz, bajo el título de: “Especial: El caso Rózsa, un mar de dudas”, y lo hizo sin mencionar la verdadera autoría del texto (de doce páginas a todo color), autoría que atribuye en la última página a una entidad apócrifa e inexistente: “la Confederación Nacional de Naciones Originarias de Bolivia” (Conniob). Lo presentó como texto del periódico cometiendo la estafa más burda e incurriendo además en delitos de falsedad ideológica (art. 199 del Código Penal), difamación (art. 282), calumnias (art. 283) e injurias (art. 287). Tanto que en su edición del día siguiente (después de conocerse la denuncia del Ejecutivo) se vio obligado a aclarar que la publicación había sido encargada “por una entidad distinta al periódico” y así lo hizo también en una crónica del 31 de julio. Con esto no hizo desaparecer la inmoralidad y menos los delitos cometidos ni los daños causados a la colectividad, ni amortiguó las bajas intenciones del contenido de la publicación.

La gravedad del delito está en que de esta manera La Razón mostró patéticamente que es parte de la campaña periodística que busca demostrar que no existe terrorismo ni separatismo en Bolivia. Toda la “separata” está dedicada a negar cada una de las revelaciones que hizo la Fiscalía sobre el terrorismo financiado por bolivianos y ejecutado por mercenarios –expertos extranjeros. Menciono luego la crónica aparecida en el mismo diario en su edición del día jueves 30 de julio pasado (pág. 21) bajo el título capcioso “Denuncian que en Palacio se urdió marcha a Porvenir” y el sobretítulo de: “Revelación”. “Dirigente de Riberalta contó que hubo reuniones con Juan Ramón Quintana”.

La crónica induce deliberadamente al lector a creer que esta “denuncia” desvirtúa las investigaciones hechas por el Ministerio Público y por las comisiones.

La supuesta “denuncia” dice: que hubo esa reunión “para planificar la marcha (de campesinos) de Riberalta hacia Filadelfia”. Y el periódico agrega a renglón seguido –para hacer caer en error a sus lectores– que “terminó con los hechos de violencia en Porvenir”.
El denunciante dice: “que los campesinos llevaron palos”y agrega: “sin embargo, la Policía se los quitaba en cada puesto de control”. Lo que prueba –digo yo– que iban desarmados, pero esto no lo quiere decir el periódico. Esta crónica afirma que “campesinos de Porvenir se enfrentaron con cívicos”, contradiciendo así los informes que afirman categóricamente: que NO hubo enfrentamiento, sino masacre.

Así se tergiversa la verdad causando grave daño a la democracia.

Los delitos mencionados deben ser enjuiciados y sancionados como lo anunció la Fiscalía.
El público –con su sana comprensión y su correcta interpretación de los hechos– ha de ir contribuyendo a descalificar a la prensa sectaria e imponer en el país una prensa imparcial y honesta, base y fundamento de una democracia sólida.

Fuente:
http://www.cambio.bo/noticia.php?fecha=2009-08-24&idn=6311

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