Por Mario Rodríguez I.
Los sectores políticos opositores del país tienen un pasado ligado estrechamente a las políticas económicas neoliberales. Durante años se dedicaron a poner en práctica las “recomendaciones” de ese organismo internacional y llevaron al país a una situación económica, política y social insostenible. El Banco Mundial ofició como una suerte de gurú de políticas para estos sectores.
Samuel Doria Medina, fue ministro de planeamiento y jefe de gabinete durante el gobierno de Jaime Paz, cargo que ocupó hasta 1993 cuando pasó a ser parte –sospecho que en recompensa por su fidelidad y obediencia- del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo.
Víctor Hugo Cárdenas fue el vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, gobierno en el que se implementaron las llamadas reformas de segunda generación como el proceso de privatización conocido como “capitalización”, es decir fue parte del gobierno más radicalmente neoliberal y que solo seis años después mostraba la profunda crisis a la que nos habían llevado las “sugerencias” del Banco Mundial. Carlos Mesa fue también vicepresidente de Sánchez de Lozada, en su segunda gestión de gobierno, a sabiendas de que Goni era la mayor expresión del neoliberalismo ortodoxo, sin contar las masacres y represiones de esa gestión.
Mario Cossio fue un fiel gonista durante su gestión parlamentaria. Desde la presidencia de la cámara de diputados, a la que accedió el año 2004, fue un interlocutor de las políticas del organismo internacional señalado. Tuto Quiroga, sea como vicepresidente o presidente, ha mantenido cordiales relaciones con el Banco Mundial y se ha mostrado “servicial” con sus exigencias.
Aunque no ejercieron cargos en función de gobierno del país, creo que podemos sospechar que Rubén Costas, Manfred Reyes Villa o Branko Marinkovic han tenido o tienen alguna simpatía por ese organismo (la lista no terminaría aquí). En realidad, hay una suerte de asociación entre conservadurismo político y Banco Mundial.
Por eso me preguntó, ¿cómo será que se sienten estos personajes cuando ese organismo, al cual siempre tuvieron como referente de sus políticas, se dedica a reconocer los avances del proceso de cambio?
El 29 de junio de este año, el Banco Mundial emitió un informe sobre los Indicadores Mundiales de Gobernabilidad. Periódicos como El Deber de Santa Cruz se apresuraron a poner en titular que Bolivia había retrocedido en temas de lucha contra la corrupción. Eso llevó al representante del Banco Mundial, Óscar Avalle, ha aclarar lo que dice el informe y señalar que Bolivia es analizada, igual que otros 200 países, desde 1996. Que el año 1998 se había producido el mejor índice del país y que de ahí en adelante había caído en picada hasta tener apenas 20 sobre 100 en el ranking. También señaló (y leo La Razón o El Deber, nada sospechosos de aliados del gobierno, que tuvieron que publicar aclaraciones días después debido a su primer “error” de titulares sobre dicho informe), que desde el año 2005 Bolivia había experimentado una mejoría notable de la lucha contra la corrupción en todos sus niveles, que se estaba llegando otra vez al punto más alto de 1998. Es decir, que aquello que se había perdido entre 1998 y el año 2005, se estaba recuperando en tres gestiones.
Leo notas de prensa, otra vez de La Razón y El Deber, de principios de agosto de este año y me encuentro con otras declaraciones del mismo funcionario del Banco Mundial. En ellas señala que los tres países de América Latina en los que la economía crecerá, a pesar de la difícil situación mundial y de la región, son Panamá, Bolivia y Perú. Sí, la Bolivia que dicen algunos no tiene políticas económicas y va al despeñadero.
Personalmente no me genera gran complacencia las declaraciones o dictámenes del Banco Mundial, pero una cosa es importante señalar y es que incluso bajo los parámetros de una visión capitalista de fines del siglo XX, esa que nos llevó al neoliberalismo radical desde las “recomendaciones” del Banco Mundial, se reconoce los avances de la gestión de gobierno y del proceso de cambio.
No es que estamos en un paraíso. La corrupción continúa siendo un mal que hay que combatir, la economía tiene varias fragilidades y los desafíos siguen siendo muchos. Pero avanzamos, eso les cuesta reconocer todavía a algunas personas que prefieren quedarse con el discurso fácil de que todo anda mal, cuando sus propios “gurús” tienen que reconocer que aquí hay cosas que están cambiando y para bien.
Si ya no tienen al neoliberalismo como propuesta económica en un mundo en crisis y si su propio referente, el Banco Mundial, termina reconociendo los avances del país. ¿Qué le dirán al país de diferente en materia económica? Son otros tiempos.
http://evolucion-bolivia.blogspot.com/
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