jueves, 17 de septiembre de 2009

APUNTES SOBRE DESCOLONIZACIÓN: LA DESCENTRALIZACIÓN DEL PODER


Por Mario Rodríguez I.

La colonia y su herencia se construyeron a partir del monopolio del poder en un centro externo. Desde ahí emanaban las órdenes y hacía allí iban las riquezas saqueadas. Antes ese centro fue España, aunque sólo haya sido mediadora para otros países y regiones de Europa verdaderas beneficiarias de la expoliación de nuestro continente, luego Inglaterra, Estados Unidos de Norteamérica y finalmente las grandes transnacionales sin patria definida.

Ese centro externo tiene potestad total sobre las personas y los recursos del lugar colonizado. La dominación se da hacia quienes son originarios de las tierras invadidas, incluso los enviados por el poder colonial para administrar sus nuevos dominios tampoco tienen potestad suficiente para guiar sus destinos, sino que dependen de las directrices y decisiones del poder central externo.

La potencia colonial externa impuso la centralidad de su poder a través de invasiones, pero también las élites locales que fueron brotando consolidaron ese poder a través de su mentalidad colonizada, de sus intentos de imitación de lo externo, de su subordinación más parecida a la adulación.

Guiados por nuestras élites imitamos las costumbres, las modas, los sistemas políticos, las políticas económicas, las estéticas del centro del poder colonial. Entonces vivimos situaciones tan grotescas como cambiar los apellidos para hacerlos más aceptados por las sociedades colonizadas. Cambiar el color de nuestros cabellos y ondularlos para aproximarnos a la estética colonizadora. Construir casas con chimeneas y techos con la bajante pronunciada para que la nieve no haga desplomar la vivienda en ciudades cálidas, donde nunca nieva, para aproximarnos a los estilos de la Europa central próxima a los Alpes. Celebrar la navidad con arbolitos llenos de nieve de plastoformo para imitar el ambiente del invierno europeo, comiendo montones de nueces y pasas buenas para el invierno, pero que en nuestro país ocurre a mitad de año y no en diciembre que es más bien verano.

El centro del poder colonial no sólo genera las órdenes a ser obedecidas o define los patrones de vida, sino que además se lleva los beneficios del saqueo de las riquezas del país colonizado. Europa no habría conseguido el desarrollo económico que goza hoy, ni el capitalismo hubiese podido arrancar en serio sin dos factores claves: el excedente apropiado a partir del saqueo de las riquezas de los países colonizados y el plusvalor obtenido del uso de mano de obra gratuita a través del trabajo obligado de los sectores indígenas primero y de millones de esclavos africanos traídos a nuestro continente a la fuerza luego.

La imposición del centro colonial, la obediencia e imitación de las personas colonizadas y la enajenación de las riquezas locales a favor de ese centro del poder son marcas de proceso colonizador que se anclan en una idea central: hay un centro colonial externo aceptado como el único lugar del poder.

Un proceso que aporte a la descolonización de la sociedad pasa por descentralizar los escenarios del poder y diseminar los lugares de decisión y gestión sin que se caiga en pequeños “feudos” de poder cerrado que reproducen el sistema de dominación colonial pero en chiquito, es decir multiplicando los patrones.

El proceso de descentralización del poder a través de la construcción de autonomías departamentales, municipales, indígenas y regionales es un gran avance en el sentido de quebrar con la idea de poder centralizado. Éstas, sin embargo, sólo podrán ser exitosas en la medida que fortalezcan al menos tres elementos:

1. Una solidaridad y complementariedad entre los territorios autónomos de manera que sea la equidad y la justa distribución de los recursos la que impida la generación de desigualdades entre los territorios autonómicos.

2. Una decidida participación de la sociedad organizada en la gestión del poder en cada territorio autonómico de manera que se garantice el control social y las iniciativas ciudadanas, imposibilitando nuevas concentraciones del poder a escala chiquita.

3. La participación de la sociedad organizada en la definición y gestión de las políticas estatales de manera que se supere la mirada sólo local y autonómica para pensarnos constantemente como país que articula esa diversidad en un campo común y equitativo.

Tres tendencias presentes en la Constitución, pero que sólo pueden ser efectivas si la sociedad en su conjunto se toma en serio su participación activa en este proceso de cambio.

Necesitamos un Estado fuerte, no el achicado y arrinconado de la etapa neoliberal, pero ese Estado será más fuerte en la medida que se constituya en base a una creciente gestión propia de los sectores de la sociedad sobre sus vidas.

http://evolucion-bolivia.blogspot.com/

No hay comentarios: