Por Mirko Gutierrez / Extraído de FOROBOLIVIA / Tomado de Opinión Argentina
Soplan vientos de cambio en toda América Latina. En todas partes se despiertan los pueblos, toman conciencia e inician su camino hacia la liberación. Sin embargo, existen grandes diferencias entre país y país e incluso entre región y región.
En el Paraguay, luego de décadas de la dictadura de Stroessner y el gobierno del "partido colorado", el tejido social quedo hecho tiras. El 95% de la tierra en manos de unos pocos latifundistas, varios de ellos no paraguayos y un sistema de producción y endeudamiento totalmente desbocado. En país que le entregaron a Lugo se habla el guaraní como segunda lengua y el país no se cansa de cantarle al alma guaraní, pero los inventores y cultores de esa lengua, los indígenas guaraníes, eran vendidos como esclavos en Caaguazú, nadie me lo contó, yo lo vi. Me contaron, y así lo cuento, que luego de la guerra de la triple alianza contra Paraguay, el idioma fue prohibido y una de las directrices al nuevo gobierno títere fue eliminar el problema indio, es decir, eliminar a los indígenas (a decir Domingo F. Sarmiento). Mucho le costó al pueblo guaraní sobrevivir y mantener viva su cultura después de haber sido casi desaparecido por los esbirros del colonialismo ingles (Mitre y Pedro II). La mutilación llego y paso y mucha pelea costo poner a Lugo donde está. Hoy los guaraníes, ignorados por el Estado, que en buena parte vive de su trabajo, están luchando por su reconocimiento como seres humanos.
Los Estados de Argentina y Chile, durante mucho tiempo creyeron que tenían un problema común: El pueblo Mapuche. Los mapuches resistieron exitosamente los intentos de conquista de la corona española durante tres siglos y un siglo de república. Luego en Argentina se vino eso que llamaron "la conquista del desierto" que estaba menos desierto que ahora. Fue el genocidio de los mapuches. En Chile bajo el nombre de "pacificación de la Araucania" hicieron mas o menos lo mismo. Los sobrevivientes fueron vendidos como esclavos en paises donde la esclavitud no existía legalmente y los que tuvieron mas suerte fueron arrinconados a ínfimos territorios a malvivir soportando la invasión del huinca (hombre blanco). También aquí se prohibió su lengua, el mapuzungum y sus longkon (jefes) fueron martirizados y asesinados para escarmiento. Se matan gentes pero no se puede matar a un pueblo y los mapuches siguieron luchando. El mapuche, aun el que vive en la ciudad se siente mapuche antes que Chileno o Argentino y no le tiene mucho apego que digamos a las banderas chilena o argentina porque fueron las banderas de quienes asesinaron a sus ancestros y los redujeron a condiciones de vida humillantes. Hoy la pelea es contra los Estados Argentino y Chileno por el reconocimiento de su identidad como pueblo y la restricción total de su territorio. Ellos continúan gritando ¡Calfucurá vive!.
O sea, los mapuches están un poco mas adelantados que los guaraníes en su lucha por la liberación, pero ¿Que pasa en Bolivia? Pues aquí los indigenas se han tomado el Estado por asalto. lo destruyeron en 2003 y a partir de 2005 lo estamos reconstruyendo pero de un modo mas equilibrado y acorde a nuestra ancestral sabiduría. Es tan marcada la diferencia con lo que ocurre en otras regiones de nuestra América que podría calificarse esto de sublime, indudablemente es hermoso, quizá imposible de aquilatar en toda su magnitud.
Los medios reaccionarios nos cuentan cada día la novela de Santos Ramirez y alguno que otro cotilleo real o ficticio para intentar siquiera desgastar la imagen del líder indio. Ellos no entienden, ni siquiera se imaginan la profundidad de lo que ocurre en Bolivia, bellamente profundo y complejo. ¿Como podrían entenderlo? encerrados en una burbuja donde lo único que brilla es la cultura de plástico inventada por el imperialismo, patéticamente simplista, diseñada para estimular el consumo, acallar conciencias y embrutecer cerebros.
La pacata clase media, asustadiza como siempre, se espanta ante los errores y los retrocesos de un cambio que nunca entendió bien y ante la irrefutable muerte política de los que ayer eran las cabezas visibles del colonialismo (políticos de derecha y similares) claman por "lideres nuevos" como si un proyecto de país se hiciera en una tarde de amigos. Ellos (con sus distinguidas excepciones) tampoco comprenden que lo que hoy vivimos no nació de la oreja de una cabra sino que, como todo, es parte de un proceso de evolución. Azuzados por los medios y asustados como están, añoran los tiempos cuando los amos estaban en sus palacios y el pobrerío en los arrabales y nadie se salia de su lugar.
Bien, ese tiempo ya se acabó. El pueblo, LOS pueblos, han decidido escribir ellos mismos su historia y aquí, en Bolivia, quizás sea donde mejor letra hacemos. Quizás sea desde aquí, desde los Andes de donde trascienda una nueva era. Una profecía Lakota dice por ahi que cuando la tierra esté herida, cuando la vida esté en peligro, desde el Sur emergerán poderosos y victoriosos los guerreros del Arcoiris. Quizas ese tiempo es hoy.
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