Quién creyó ver en las revueltas populares de Tunez y Egipto contra sus dictadores, únicamente un movimiento político en contra de Estados Unidos e Israel y sus mandatarios árabes aliados, hizo un análisis más que pobre, casi desértico. En todo caso, el perjuicio contra el Imperio y el Estado Hebreo es una consecuencia secundaria de estas gigantescas protestas. El primer perjuicio es contra las dictaduras vitalicias y monarquías parásitas. No importa si se vendían como aliados o enemigos de Estados Unidos. No importa si se auto-rotulaban de "izquierda" o de "derecha". Son regímenes que hundieron a sus pueblos en la miseria material, moral y espiritual, mientras sus líderes conservadores o pseudo-revolucionarios acumulaban fortunas en Suiza de una obcenidad infinita.
Ahí está, el "revolucionario" Gadafi, el "lider del Pueblo", que acaba de ordenar genocidio contra su propia gente, harta de estar gobernada por un demente. NO. La revolución no es contra Estados Unidos, aunque a éste lo perjudique. La revolución árabe es contra la mentira, la oscuridad y el privilegio. Es una rebelión contra los malos, llámense de izquierda o de derecha. Es una rebelión por la Libertad, por la Comida y por el Empleo, que ninguno de estos sátrapas pudo brindar; justamente porque sus sistemas políticos se basan en la acumulación de riquezas económicas para pequeñas familias y miseria e ignorancia generalizada para el resto del Pueblo.
En el año 2009, en la isla Margarita de Venezuela, y a impulsos de su presidente electo democraticamente, Hugo Chávez, se realizó una Cumbre entre Sudamérica y África, para tratar de crear un polo político bicontinental a fin de contra restar la influencia estadounidense. El presidente Chávez, que es militar, cree, en aquello que el "enemigo de mi enemigo es mi amigo". Por eso, en dicho encuentro, debimos soportar al lado de nuestros presidentes electos democráticos, una caterva de dictadores y genocidas: los tiranos de Sudán, Zimbawe, Guinea, Libia, Egipto y otro buen puñado de criminales.
El presidente Chávez cifró el éxito de la cumbre en la asistencia de varios líderes "históricos", como Gadafi de Libia. Pero resulta que también a los aliados "antinorteamericanos" del presidente Chávez los están echando a patadas. Así que, habría que preguntarse: ¿De qué le sirvió al presidente venezolano sacarse fotos con criminales que ahora son expulsados por la hartura de sus Pueblos sangrados? No. El presidente Chávez se equivocó: No venceremos al Mal, aliándonos con los malos. Es más, perderemos. A veces, es preferible una victoria lenta junto a un puñado de buenos, que una ¿victoria? rápida junto a los malvados. Lo que pasa en el norte de África y Oriente Medio nos muestra que la Cumbre África-América del Sur fracasó, fue pérdida de tiempo y solo logró alargarle la vida a estas criminales dictaduras, que hoy se revelan con toda su ferocidad.
¿Con éstos genocidas, como Gadafi y demás dictadores, ibamos a trasformar el Mundo? No. El Bien se construirá sobre otras bases. Sobre la Vida y no la Muerte, sobre la Libertad y no la oscuridad, sobre la Justicia y no el privilegio. Una vez más los Pueblos nos dan una lección histórica y rompen la máscara de los ideologismos de slogan. No hay peor derecha que la que se disfraza de zurda, ni peor dirigente que el que se cree "único" para resolver los problemas de su Pueblo.
¡A aprender! ¡A aprender, América Latina! Si alguien se perpetua para siempre como una roca, si algo no logra reproducirse ni metabolizar (característica de un ser vivo), será que tal vez está muerto o se está muriendo. Si un régimen, no logra producir nuevas generaciones de dirigentes, para que lo sucedan, está probando su incapacidad reproductiva, su esterilidad o tal vez su impotencia. Por eso, mirando a África Maestra, es fundamental que Sudamérica (como ya lo escribí antes), produzca muchos Hugos, muchos Evos, muchos Rafaeles y muchas Cristinas; porque lo que no se reproduzca dirigencialmente, tendrá que tomar viagra para contentar a la Nación; porque es posible que ésta quiera que la atiendan otros más jóvenes.
Venezuela NO debe asilar al genocida Gadafi; porque el descrédito gratuito que conllevaría para el ALBA, pondría en riesgo cierto todos los Procesos de Cambio en América Latina que con tanto esfuerzo están realizando Nuestros Pueblos.
¡Venceremos porque ya vencimos!
(No necesitamos al Diablo para tomar el Cielo)
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