Por Soledad Antelo, Periodista
Tomado de FOROBOLIVIA & OPINION ARGENTINA
Perdida por perdida, la oposición de derecha en el país lanza sus últimos cartuchos de humo en dos direcciones. El caso terrorismo es uno de ellos; no en vano, Branco Marinkovic, quien más temprano que tarde deberá sentarse en el banquillo de los acusados, utiliza las portadas de su periódico El Día para echar sombras sobre una investigación cuyas conclusiones resultan irrefutables.
Todo el esfuerzo mediático no ha mermado en modo alguno las posibilidades electorales de Evo Morales y Álvaro García Linera y; cuando faltan escasos días para la verificación de las elecciones, puede afirmarse que el intento de don Cayetano Llobet por distraer a la opinión pública es un verdadero fiasco.
De nada vale publicar como quien no quiere la cosa, que estamos en puertas de una segunda vuelta. Que Manfred ya llegó al 40% y que Evo retrocede. Como ni ellos mismos se tragan el cuento, la sueltan por las dudas en una página interior o en algún comentario dicho al paso, por un por si acaso, ya que lo último que se pierde, dicen, es la esperanza.
Tímidamente, han lanzado la consigna del voto cruzado, para enfrentar el “totalitarismo masista”; un infundio del que también escribiremos. Comedidamente, los jerarcas de la Iglesia han pedido también al unísono un voto “consciente”, como si votar por el cambio no lo fuera. Pero la reacción ha sido tan formidable, empezando desde el mismísimo Evo Morales, que ha dado al traste con la sugerencia, instruyendo una disciplinada votación en línea.
El segundo coletazo de esta implacable oposición consiste en promover dudas sobre el padrón electoral. Ante la derrota inminente, hay que empezar a gritar ¡fraude, fraude!, para ver si alguien cae. Así, se ha empezado a cuestionar el padrón biométrico, indicando que a éste le habrían “metido mano los venezolanos”. Un nada novedoso ataque al sistema democrático, para propiciar el clima suficiente para nuevas intentonas violentas.
La historia no es nueva. Si recordamos –algo que debemos hacer de manera permanente ante el bombardeo mediático que adormece la memoria–, ante las sucesivas palizas electorales que la oposición sufre desde el 2005, la tarea de los medios alineados con esos intereses ha sido una sola: desacreditar y desacreditar. Cuando fue designado como Presidente de la Corte Nacional Electoral ese monumento al periodismo ético que es don José Luis Exeni, no terminaba de posesionarse en el cargo cuando ya estaba la duda lanzada a las calles. “Es evista, es masista, no es confiable”. De nada valió que este ilustre ciudadano se opusiera por principios a una convocatoria hecha por el gobierno de Evo Morales, pero que adolecía de fallos procedimentales. Fuera Exeni, fue la consigna. Y lo lograron. Ya no había pretexto.
Luego vino la historia del padrón. Que si no era biométrico, entonces el fraude estaba completamente asegurado. Pocos países de la región cuentan con un sistema tan sofisticado; su instalación ha tenido un costo considerable y el gobierno nacional no ha escatimado esfuerzos ni recursos financieros para devolver la tranquilidad mediáticamente robada a la población.
Insistieron tanto que, cuando hubo una sugerencia sobre la posibilidad de organizar un padrón mixto ante la eventualidad de no alcanzar a todo el universo de votantes potenciales, se volvió a la carga con lo de fraude. La consigna fue biométrico o nada. Y lo lograron. Ya no había pretexto.
En el transcurso de algunos comicios, recuerdo los bombardeos a mi mail, alertando sobre un sortilegio terrible. Los venezolanos y los cubanos habían traído unos bolígrafos especiales cuya tinta se evaporaba como por encanto toda vez que uno votaba en contra del MAS. No sólo eso, la papeleta ya venía marcada con una tinta mágica que se volvía visible a las pocas horas, de manera que todas ya estaban con la crucecita sobre la opción oficialista. Entonces la consigna fue lleve su propio bolígrafo, no toque los que le ponen los tramposos masistas en las mesas electorales. Y lo lograron. Ya no había pretexto.
Habrá que seguir escarbando entre el lodo, porque en esta época de crisis, parece que hasta los pretextos escasean.
PS. Desde España, vaya una noticia grata que enaltece a Bolivia toda: dos premios Nobel de Literatura, José Saramago y Darío Fo, además de Eduardo Galeano, Leonardo Boff, Carlos Taibo y otros intelectuales, estarán en un concierto (¡que envidia, cantará Luis Eduardo Aute!) de adhesión a la reelección de Evo Morales.
http://evolucion-bolivia.blogspot.com/
Perdida por perdida, la oposición de derecha en el país lanza sus últimos cartuchos de humo en dos direcciones. El caso terrorismo es uno de ellos; no en vano, Branco Marinkovic, quien más temprano que tarde deberá sentarse en el banquillo de los acusados, utiliza las portadas de su periódico El Día para echar sombras sobre una investigación cuyas conclusiones resultan irrefutables.
Todo el esfuerzo mediático no ha mermado en modo alguno las posibilidades electorales de Evo Morales y Álvaro García Linera y; cuando faltan escasos días para la verificación de las elecciones, puede afirmarse que el intento de don Cayetano Llobet por distraer a la opinión pública es un verdadero fiasco.
De nada vale publicar como quien no quiere la cosa, que estamos en puertas de una segunda vuelta. Que Manfred ya llegó al 40% y que Evo retrocede. Como ni ellos mismos se tragan el cuento, la sueltan por las dudas en una página interior o en algún comentario dicho al paso, por un por si acaso, ya que lo último que se pierde, dicen, es la esperanza.
Tímidamente, han lanzado la consigna del voto cruzado, para enfrentar el “totalitarismo masista”; un infundio del que también escribiremos. Comedidamente, los jerarcas de la Iglesia han pedido también al unísono un voto “consciente”, como si votar por el cambio no lo fuera. Pero la reacción ha sido tan formidable, empezando desde el mismísimo Evo Morales, que ha dado al traste con la sugerencia, instruyendo una disciplinada votación en línea.
El segundo coletazo de esta implacable oposición consiste en promover dudas sobre el padrón electoral. Ante la derrota inminente, hay que empezar a gritar ¡fraude, fraude!, para ver si alguien cae. Así, se ha empezado a cuestionar el padrón biométrico, indicando que a éste le habrían “metido mano los venezolanos”. Un nada novedoso ataque al sistema democrático, para propiciar el clima suficiente para nuevas intentonas violentas.
La historia no es nueva. Si recordamos –algo que debemos hacer de manera permanente ante el bombardeo mediático que adormece la memoria–, ante las sucesivas palizas electorales que la oposición sufre desde el 2005, la tarea de los medios alineados con esos intereses ha sido una sola: desacreditar y desacreditar. Cuando fue designado como Presidente de la Corte Nacional Electoral ese monumento al periodismo ético que es don José Luis Exeni, no terminaba de posesionarse en el cargo cuando ya estaba la duda lanzada a las calles. “Es evista, es masista, no es confiable”. De nada valió que este ilustre ciudadano se opusiera por principios a una convocatoria hecha por el gobierno de Evo Morales, pero que adolecía de fallos procedimentales. Fuera Exeni, fue la consigna. Y lo lograron. Ya no había pretexto.
Luego vino la historia del padrón. Que si no era biométrico, entonces el fraude estaba completamente asegurado. Pocos países de la región cuentan con un sistema tan sofisticado; su instalación ha tenido un costo considerable y el gobierno nacional no ha escatimado esfuerzos ni recursos financieros para devolver la tranquilidad mediáticamente robada a la población.
Insistieron tanto que, cuando hubo una sugerencia sobre la posibilidad de organizar un padrón mixto ante la eventualidad de no alcanzar a todo el universo de votantes potenciales, se volvió a la carga con lo de fraude. La consigna fue biométrico o nada. Y lo lograron. Ya no había pretexto.
En el transcurso de algunos comicios, recuerdo los bombardeos a mi mail, alertando sobre un sortilegio terrible. Los venezolanos y los cubanos habían traído unos bolígrafos especiales cuya tinta se evaporaba como por encanto toda vez que uno votaba en contra del MAS. No sólo eso, la papeleta ya venía marcada con una tinta mágica que se volvía visible a las pocas horas, de manera que todas ya estaban con la crucecita sobre la opción oficialista. Entonces la consigna fue lleve su propio bolígrafo, no toque los que le ponen los tramposos masistas en las mesas electorales. Y lo lograron. Ya no había pretexto.
Habrá que seguir escarbando entre el lodo, porque en esta época de crisis, parece que hasta los pretextos escasean.
PS. Desde España, vaya una noticia grata que enaltece a Bolivia toda: dos premios Nobel de Literatura, José Saramago y Darío Fo, además de Eduardo Galeano, Leonardo Boff, Carlos Taibo y otros intelectuales, estarán en un concierto (¡que envidia, cantará Luis Eduardo Aute!) de adhesión a la reelección de Evo Morales.
http://evolucion-bolivia.blogspot.com/
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