jueves, 3 de junio de 2010

DE TIQUIPAYA A CANCUN: UNA BATALLA POR LOS DERECHOS DE LA MADRE TIERRA.


Por Palmiro Soria Saucedo*


Ha concluido la reunión preparatoria del Cambio Climático organizada por la ONU, en la ciudad de Bonn, que empezó el pasado lunes 31 de mayo con la presencia de 94 países y 2000 participantes, miembros de la convención para el Cambio Climático. Los resultados alcanzados dibujan una situación, sin ruidos, ni nueces, como un preludio de las únicas linduras que vamos a ver en Cancún: sus playas. Lo que interesa de la agenda climática, vendrá empaquetado, con un rotulo sin encriptar que diga: lo toman o lo dejan. Así están las cosas.

EL jefe de la delegación Norteamericana, ha dejado en claro que las conclusiones de la cumbre de los pueblos no será considerada y que el texto que emerja del evento de Bonn “no podrá ser la base de las negociaciones” en la cumbre de Cancún, apenas le asigna la categoría de “puntos de vista”, es decir insumos para el documento base. EL negociador jefe de la Comisión Europea en la materia, Artur Runge, subrayó con ilustrativas palabras que: "hay que tener mucho cuidado, con no despertar demasiadas expectativas" de que en Cancún se pueda alcanzar un acuerdo "legalmente vinculante", ¡Que grave!. La española Alicia Montalvo, en nombre de la presidencia de la Comunidad Europea, señalo que la reunión demostró que, pese a las dificultades, que todavía quedan por superar, las partes, "mostraron su compromiso" de alcanzar un acuerdo este año y remarcó que, “se habría recuperado la confianza” ´perdida en Copenhague, expresando así, el objeto del deseo imperial ; ambos personajes subrayaron que la posición de la vieja y culta Europa, es que en el texto de propuesta para la cumbre de Cancún, deberán quedar plasmados los puntos principales del "Acuerdo de Copenhague", nótese la primacía que se le otorga, a la naufragada cumbre, de la capital de Dinamarca , lo cual confirma el triste papel de seguidismo y subordinación, de la política exterior europea, a los dictados de Washington .

La delegación boliviana, en la persona del embajador boliviano ante las Naciones Unidas, Pablo Solón, y el ex ministro de agua y medio ambiente René Orellana, denunciaron enérgicamente las maniobras de los países ricos por impedir que se escuche la posición de los pobres y el carácter continuista de Copenhague. Como diría el “Gabo”, la crónica de otro fracaso anunciado, en Cancún, fue lapidariamente resumido por el presidente Evo, en la disyuntiva de, “con los pueblos o con el imperio”.
Las señales emitidas, reafirman la terquedad y la soberbia imperial de que solo ellos, el elitista club de países ricos y poderosos, tienen que decidir “el que, el cómo, el cuándo y el dónde” del paquete de medidas para la reducción de los gases de efecto invernadero (GEI), y para la adaptación al cambio climático, el “cuanto” dinero se va a asignar para paliar esos nocivos efectos; otro punto crítico en la negociación.

Hay varios esfuerzos con el loable propósito de que la cumbre de Cancún salga con un acuerdo vinculante de reducción de emisiones de efecto invernadero -principalmente dióxido de carbono (CO2)- que sustituya al Protocolo de Kioto, una vez éste expire en 2012. Los expertos recomiendan que las emisiones se reduzcan en el 2020 entre un 25 y un 40 por ciento con respecto a 1990 para evitar que las temperaturas se eleven más de 2 grados por encima del nivel preindustrial, que es lo máximo admisible. Hay evidencias de que todas las iniciativas no generadas por el unipolar poder mundial, no tienen todavía la capacidad de negociar con posibilidades de éxito decisiones justas y de alto impacto sobre el cambio climático con la comunidad de los países ricos.

La brillante iniciativa de, la Cumbre de los Pueblos por el Cambio Climático y sus resoluciones, realizada en Tiquipaya-Bolivia con la participación de más de 35 mil personas procedentes de 140 países, ha sido vista desde la arrogancia imperial, como una insolencia indígena, inaceptable para sus intereses, por lo que ya decidieron en Bonn, ignorar la aspiración de los pueblos de que su visión sea debidamente tomada en cuenta, en la cumbre de jefes de estado sobre el Cambio Climático, a realizarse en Cancún el próximo noviembre.

Hay que saber que la lucha por los derechos de la Madre Tierra, y contra el calentamiento global del planeta, condensado en lo que se denomina cambio climático, es una batalla de largo plazo, condenada a permanecer en la agenda estratégica internacional por mucho tiempo, sino es para siempre.

Los que creen que la cumbre de Tiquipaya fracasó, al no poder ingresar por ninguna puerta en Cancún están muy equivocados. Es naíf la visión cortoplacista, padece de ingenuidad diplomática, o no conoce la subestimación histórica del imperio a la tenacidad y el valor de los pueblos.”Lo que sucede conviene”, afirma el adagio popular, y viene a cuento, porque los acuerdos de la cumbre de los pueblos, prosiguen en la batalla, y nos da tiempo de seguir amasando la unidad, de perfeccionar la agenda de Tiquipaya, de afinar la estrategia y de construir el frente anticapitalista mundial, el nuevo antiimperialismo, despojado de su retorica ideologísta, tan distante a veces, de la cotidianidad de la gente.

La cumbre de los pueblos, ha tenido la virtud insuperable de abordar dialógicamente la grave crisis ambiental que amenaza de muerte a la madre tierra, expresada en el calentamiento global; una lógica que ancla el problema en el clima, lo que demanda soluciones científicas, este es el límite que los países de la órbita del imperio están dispuestos a aceptar; los pueblos han trascendido esos límites, sin desconocer su importancia y audazmente han pasado a la otra lógica fincada en la denuncia del carácter depredador del capital, de su inmanente e insaciable sed de plusvalía, sin importarle los daños irreversibles que pueden provocar al ambiente, a la naturaleza, traspasando los umbrales de su capacidad auto regenerativa. Quedó muy claro que el modo de producción capitalista en su esencia depredadora, es el causante principal del calentamiento global del planeta, la desforestación irracional de los bosques primarios, el consumo disparatado de combustibles fósiles y una industria contaminadora de alta generación de gases de efecto invernadero, son parte del menú que asesina la vida de la Madre Tierra, implacable y cotidianamente.

El carácter anticapitalista de la lucha contra el cambio climático, es una bandera poderosa que enarbolan los pueblos con renovada energía. El líder de la revolución Boliviana, Evo Morales Ayma, ha sido colocado por la historia en la vanguardia de este proceso desde su condición del Katari, contemporáneo

Le toca ahora, a la diplomacia de los pueblos, en todos los continentes y en todas las islas, con los estados, movimientos sociales y personalidades, construir el consenso, ganar adeptos y a fuerza de paciencia y talento, derrotar la petulancia y la obcecación imperial; de a poquito y de a mucho, llegara el día en que la comunidad de naciones consagre los derechos de la Madre Tierra, como la única manera de salvar la humanidad y el planeta.

El día que el Evo gane el premio Nobel, será por sus contribuciones contundentes, a la defensa y promoción de los derechos de la Madre Tierra, lucha planetaria por la vida que desde los pueblos indígenas y los movimientos sociales lideriza; articular la energía secular e inagotable de la sapiencia indígena, con la de todas las civilizaciones que expresan otros mundos, otras cosmovisiones, para salvar la humanidad y el planeta, de la guerra por la ganancia, desatada por los nuevos barbaros del capitalismo salvaje.

El proyecto hegemónico imperial, que es la principal amenaza contra la seguridad, la paz y la convivencia armónica de todos los seres vivos que habitan la Madre Tierra, tendrá que capitular ante la fuerza incontenible de los pueblos. Hay que anoticiar a todos que Túpac Katari, como Ave Fénix, ha resucitado de sus cenizas también descuartizadas como él mismo; ya regresó, siendo millones, como quería, y vuelve, reencarnado desde su rebeldía histórica, en este Evo indígena, que promueve una causa universal y justa.

*Ciudadano Amazónico del Estado Plurinacional de Bolivia.




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